TEMA
1
¿QUÉ ES UN
JUBILEO?
JUBILEO DE LA MISERICORDIA
LA SEÑAL DE LA
CRUZ
GLORIA AL PADRE…
CANTO: (CANTO SUGERIDO: AMAR ES ENTREGARSE)
LA ALEGRIA DE
ENCONTRARNOS
“Jesucristo
es el rostro de la misericordia del Padre”[1].
“La misericordia tiene un nombre: se
llama Jesucristo”[2].
La misericordia es una cualidad divina, que en Jesucristo se ha hecho carne y
ha llegado a su máxima expresión en la historia. El hombre de todos los tiempos, y más el nuestro,
necesita contemplar ese rostro de amor hasta el extremo que en Cristo se nos ha
revelado. La misericordia de Dios es
capaz de transformar nuestro corazón de piedra para hacer un corazón de carne,
sensible a los impulsos del Espíritu y a
las necesidades de los demás.
El Papa Francisco nos convoca a un
Jubileo Extraordinario de la Misericordia: “Queridos
hermanos y hermanas, he pensado frecuentemente en cómo la Iglesia pueda hacer
más evidente su misión de ser testigo de su misericordia. Es un camino que
inicia con una conversión espiritual. Y tenemos que andar este camino. Por eso,
he decidido llamar un Jubileo extraordinario que tenga en el centro la
misericordia de Dios. Será un Año Santo de la Misericordia. Lo queremos vivir a
la luz de la palabra del Señor: “Sean misericordiosos como el Padre” (cfr Lc
6,36) Este Año Santo iniciará en la próxima solemnidad de la Inmaculada
Concepción y concluirá el 20 de noviembre de 2016, domingo de Nuestro Señor
Jesucristo Rey del universo y rostro vivo de la misericordia del Padre” Será
una gracia extraordinaria para toda la Iglesia, también para nuestra diócesis
de Santa Rosa de Lima.
La misericordia es para el Papa
Francisco un tema central de su vida y
de su pontificado. Y es providencial para una época tan herida como la nuestra.
Ya en su lema episcopal y papal “Miserando atque eligendo” (le miró con
sentimiento de amor y le eligió). En su
exhortación apostólica, Evangelii gaudium (La alegría del Evangelio) ha
reiterado continuamente con gestos y palabras: “La Iglesia vive un deseo
inagotable de brindar misericordia” (EG 24), porque es como la “casa abierta
del Padre... donde hay lugar para cada uno con su vida a cuestas” (EG 47). La Iglesia es como “una Madre de corazón
abierto” (EG 46). Frente a una “globalización de la indiferencia” (EG 54), una “cultura del descarte” (EG 53), una
“civilización herida de anonimato” (EG 169)... hay que ejercitar “el arte del
acompañamiento”, “el arte de escuchar” (EG 171). El Año de
la Misericordia será una ocasión excelente para renovar la identidad más
profunda de la Iglesia en un mundo herido
por el pecado y por la injusticia. Es tiempo de actuar, una vez que sabemos en
qué consiste la misericordia cristiana, pues ésta crece con el ejercicio.
Por eso,
el Año de la Misericordia está orientado a la acción concreta mediante las
obras de misericordia corporales y espirituales, que hemos de tener como programa especial en este año. Las
obras de misericordia corporales son: dar de comer al hambriento, dar
de beber al sediento, vestir al desnudo, acoger al forastero, asistir a los
enfermos, visitar a los presos, enterrar a los muertos. Y las obras de misericordia
espirituales son: enseñar al que no sabe, dar buen consejo al que lo
necesita, corregir al que yerra, perdonar las
injurias, consolar al triste, sufrir con paciencia los defectos del
prójimo, rogar a Dios por los vivos y los difuntos (Bula Misericordiae
vultus 15b). El Año de la Misericordia, también será ocasión propicia
para acercarnos al sacramento de la misericordia y los sacerdotes tendrán más oportunidades
de ejercer su ministerio en favor del
Pueblo de Dios que se les ha confiado. A lo largo de estas catequesis
encontraremos algunos puntos importantes para la vivencia plena del año de la
misericordia. Vivamos y celebremos como hermanos la misericordia de Dios.
HABLEMOS CON DIOS
Oh
Dios, cuya Misericordia es infinita y cuyos tesoros de compasión no tienen
límites, míranos con tu favor y aumenta tu Misericordia dentro de nosotros,
para que en nuestras grandes ansiedades no desesperemos, sino que siempre, con
gran confianza, nos conformemos con tu santa voluntad, la cual es idéntica con
tu Misericordia, por nuestro Señor Jesucristo, Rey de Misericordia, quien
contigo y el Espíritu Santo manifiesta Misericordia hacia nosotros por siempre.
Amén.
CANTO DEL
ALELUYA
ESCUCHEMOS LA
PALABRA
DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS
(4. 14-22)
Jesús
volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu y su fama se extendió en toda la
región. Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan. Jesús fue a Nazaret,
donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se
levantó para hacer la lectura. Le presentaron el libro del profeta Isaías y,
abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está
sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. Él me envió a llevar la Buena
Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los
ciegos, a dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del
Señor. Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la
sinagoga tenían los ojos fijos en él. Entonces comenzó a decirles: «Hoy se ha
cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír». Todos daban testimonio
a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que
salían de su boca. Y decían: «¿No es este el hijo de José?». PALABRA DEL SEÑOR.
REFLEXIONEMOS LA PALABRA
Jesús ha tomado el rollo que debía leer
en la sinagoga, y delante de todos lee uno de los párrafos del profeta Isaías
en que se habla del futuro Mesías; en ese párrafo se señala la actividad
bienhechora del Mesías (Is 61, 1-2). Si se quería identificar al Mesías, éste
debía tener unas características, y una de las principales debía ser su bondad
especialmente con los más necesitados. En el mismo profeta Isaías se indican en
diversos capítulos otra serie de características del Mesías.
De entre todas esas características,
Jesús en su presentación escoge, lee y subraya ésta: La unción que ha recibido
el Mesías es para: “anunciar a los pobres la Buena Noticia... para proclamar la
liberación a los cautivos... para dar la vista a los ciegos... para dar
libertad a los oprimidos... para proclamar un año de gracia del Señor”. Y es
que Jesús (esa sería la intención del Evangelista San Lucas) quiere en esta
primera presentación pública, presentar todo un panorama de su futura actuación
en la vida pública durante tres años. Y en esta primera presentación hay varias
afirmaciones: Yo soy el Mesías, el Enviado de Dios, el Ungido, el cumplimiento
de todas las promesas del Antiguo Testamento. Y mi venida, sigue destacando
Jesús, es para enseñar la Buena Nueva y para redimir: y redimir a cada uno de
lo que necesita. Así resume Él su futura actividad: manifestar la Revelación y
realizar la Redención. Su predicación es calificada de Buena Nueva. La de Jesús
es una enseñanza Nueva; no quita su relación con lo revelado ya por Dios en el
Antiguo Testamento, a través de los autores inspirados. Pero su enseñanza tiene
un aporte que da la plenitud a todo lo anterior.
CELEBREMOS NUESTRA FE
El término
¨JUBILEO¨ proviene de la palabra hebrea ¨yobel¨ que se refiere al cuerno del
carnero que los judíos usaban como trompeta para llamar a una fiesta. Jubileo también
tiene una raíz latina, iubilum que representa un grito de alegría. El Año Santo es un Jubileo, una gran fiesta.
¿Desde cuándo se celebran
los Años Santos?
Los judíos
descansaban el séptimo día de cada semana (shabat o sábado). Desde que el
pueblo judío logró escapar de Egipto, celebraban cada 7 años un año en el que
dejaban descansar la tierra, para que ese año encontraran comida los pobres en
el campo. Cada 7 años sabáticos, es decir cada 50 años, celebraban un año
santo o año jubilar, dedicado al Señor. En los años santos, además de ayudar
a los pobres, se perdonaban las deudas y se liberaba a los esclavos. En la Biblia encontramos
algunos pasajes en los que se menciona la celebración judía. Tal vez el más
importante se encuentre en el Levítico (Lv 25,8).
El primer Año
Santo de la Iglesia Católica: – Los judíos celebraban
en sus jubileos, el aniversario de su liberación de manos de Egipto. – Esta
liberación, es como un antecedente que aparece en el antiguo Testamento, de
la verdadera liberación que nos traería Jesucristo: la liberación del pecado.
– Por ello es que la Iglesia Católica en cada año santo celebra La salvación
que vino a traernos Jesús.
Desde muy
antiguo empezaron a aparecer los jubileos en la Iglesia, siempre relacionados
con peregrinaciones a lugares santos como Roma (donde vive el Papa),
Jerusalén (donde nació Jesús), Compostela o Asís (donde están enterados o nacieron famosos santos). En el año
1300, El Papa proclamó que concedería perdón total de la pena por los pecados
cometidos, a los que visitaran al principio de cada siglo la Basílica de San
Pedro en Roma. Fijémonos bien, el Papa ofrecía perdonar la
¨pena¨ que se tendría que pagar en el purgatorio para reparar un pecado
perdonado. El pecado
mismo es automáticamente perdonado con el Sacramento de la Confesión, sin
embargo, como explicaremos con detalle
cuando hablemos de las indulgencias, ese pecado debe ser ¨reparado¨ para
poder entrar a la presencia de Dios, que es toda perfección y todo bien.
En ese
entonces, viajar a Roma no era un viaje de placer, sino que significaba una
peregrinación llena de dificultades e incomodidades. El que la hacía era
porque verdaderamente estaba arrepentido de sus pecados y con la
peregrinación, manifestaba su gran deseo de recibir el perdón de Dios y su
propósito firme de cambiar de vida.
¿Cada cuánto se celebra un
Jubileo?
En 1343, el
Papa Clemente VI dijo que los años santos se celebrarían cada 50 años. Luego
el Papa Pablo II, en 1470, estableció que el año santo sería cada 25 años,
para que todas las personas tuvieran la oportunidad de vivir por lo menos un
año santo en su vida, y así ha continuado hasta la fecha. Además de los años santos de cada 25 años. En
ocasiones especiales, un Papa puede proclamar un año santo ¨extraordinario¨ o
especial, como es el caso del jubileo de la misericordia que juntos vamos a
vivir y celebrar.
¿Pero… y que hay de
especial? ¿Qué se hace? ¿Qué se busca en un año santo?
El año
santo es la invitación a una gran
fiesta. ¿Y qué celebramos? Celebramos
que hace más de 2000 años, Jesús, por amor a ti, se hizo hombre
(se encarnó) y vino al mundo. Gracias a ello los hombres podemos alcanzar la
felicidad eterna en el cielo.
No se trata
de estar contentos, el año de la misericordia, es también una invitación a una
GRAN CONVERSIÓN, es decir a lograr un gran cambio en tu vida. En los años santos jubilares, la Iglesia busca
de manera especial, acoger entre sus brazos a todos los creyentes para
ofrecerles la alegría de la reconciliación. La Iglesia nos invita a recordar la
invitación de Jesucristo: “Vengan a mi todos los que estén cansados y agobiados,
que yo los aliviaré”. Nos invita a recordar el abrazo amoroso del Padre al
regreso del hijo pródigo. El deseo de la Iglesia es que durante los años
jubilares, nadie quiera excluirse del abrazo del Padre, que la alegría del
perdón sea más grande y más profunda que cualquier resentimiento. En pocas
palabras, que en los años santos, no haya un solo pretexto para vivir alejado
de Dios. Los Jubileos ordinarios
celebrados hasta la fecha han sido 26, el último el año 2000, con
el cambio de milenio y bajo el pontificado de Juan Pablo II.
COMPARTIMOS
¿Qué es un Jubileo? ¿Cuándo inicia y cuándo terminará el jubileo de la Misericordia? ¿Qué
recuerdas del gran jubileo del año 2000?
"un poco de misericordia
cambia el mundo, lo hace menos frío y más justo". “¿Han
pensado ustedes en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de
nosotros? Esa, es pues su misericordia. Siempre tiene paciencia: tiene
paciencia con nosotros, nos comprende, nos espera, nunca se cansa de
perdonarnos si sabemos volver a Él con un corazón contrito” "Si el Señor
no perdonara, el mundo no existiría." ¿Qué piensas de estas palabras del Papa francisco?
CANTO: (CANTO SUGERIDO: HOY SEÑOR TE DAMOS GRACIAS)
PADRE NUESTRO… AVE MARIA… GLORIA
ORACION DEL JUBILEO DE LA MISERICORDIA
ABRAZO DE PAZ
SEÑAL DE LA CRUZ
CANTO MARIANO
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