“Sulabor pastoral nos ha marcado el camino”
Comunicadodel Movimiento Monseñor Gerardi
con ocasión del 15 aniversario de su martirio
Hoy recordamos
el martirio de nuestro hermano y obispo Juan José Gerardi
Conedera. Monseñor Gerardi fue asesinado hace quince años, el 26 de abril
de 1998, dos días después de que en la Catedral Metropolitana diera a conocer al mundo el informe Guatemala: nunca más.
Fue
Monseñor Próspero Penados del Barrio, Arzobispo de la Arquidiócesis de
Guatemala y Presidente de la Conferencia Episcopal en aquel momento,
quien había solicitado al equipo de la Oficina de Derechos Humanos del
Arzobispado de Guatemala (ODHAG) que presentara el proyecto a la
Conferencia Episcopal.
El viernes 24 de abril de 1998,
monseñor Juan Gerardi dijo: “comoparte de nuestra Iglesia asumimos
responsablemente y en conjunto esta tarea deromper el silencio que
durante años han mantenido miles de víctimas de laguerra y abrir la
posibilidad de que hablaran y dijeran su palabra, contaran suhistoria de
dolor y sufrimiento a fin de sentirse liberadas del peso quedurante
años las ha abrumado.”
Aquel 24 de abril, no solo
presentaba las conclusiones del Proyecto Interdiocesano de la
Recuperación de la memoria Histórica de Guatemala (REMHI), como
rompimiento del silencio, sino que lesdaba a las víctimas el
protagonismo en la construcción de la paz, al propiciarla
reconciliación, incorporando al perdón el principio imprescindible de
laverdad y de la justicia.
MonseñorGerardi comprendió y
vivió lo que significaba el seguimiento de Jesús, Mesías crucificado y
resucitado, para su vida de cristiano y su vocación de Obispo en el
contextosocio-histórico y eclesial de Guatemala. Monseñor Gerardi
fue ante todo un hombre de fe, un seguidor de Jesús de Nazaret. Desde
esta identidad vio la realidad tal cual es, en toda su crudeza. Y al
entrar en contacto con ella, analizó las sucesivas coyunturas siempre
desde el punto de vista de quienes sufren el flagelo de la injusticia y
son víctimas de un sistema de muerte. Apartir de los valores del Reino
de Dios y la opción que implican, se dejótransformar interiormente y
además, cumpliendo con su misión de pastor y juntocon toda una Iglesia
en proceso de transformación gracias al soplo renovador del Espíritu, se
comprometió a contribuir a una tercera transformación: la de una realidad
social injusta. Al iniciar sudiscurso con ocasión de la presentación
del Informe del REMHI el 24 de abril de1998, dijo:
“Ante
los temas económicos y políticos mucha gente reacciona diciendo: ‘¿para
qué se mete en esto la Iglesia?’ Quisieran que nos dedicáramos únicamente
a los ministerios. Pero la Iglesia tiene una misión que cumplir en el
ordenamiento de la sociedad,que incluye los valores éticos, morales y
evangélicos. ¿Qué nos dicen los mandamientos? ‘Amarás a tu prójimo como a
ti mismo’. Y precisamente hacia ese prójimo tiene que dirigir su misión
la Iglesia”. Estas palabras iluminan el actual contexto
en donde se abre una perspectiva de justicia a las personas y
comunidades que sufrieron atroces violaciones a los derechos humanos,
sobre todo los pueblos indígenas. Hoy las voces tienen nombres propios y
buscan restablecer su dignidad de seres humanos.
Junto con otros muchos documentos testimoniales y analíticos, las experiencias y descripciones recogidas en el Informe Guatemala: nunca más,
del Proyecto Interdiocesano para la Recuperación de la Memoria Histórica
(REMHI) ofrecen pruebas fehacientes de la represión y del terror. Con
estas prácticas, durante las horas más oscuras del conflicto armado
interno, el Estado al servicio de privilegios elitistas pretendía ahogar
en sangre los sueños de justicia y dignidad de la población mayoritaria,
empobrecida y despojada de sus derechos humanos.
El
informe preparado por Monseñor Gerardi y todo un equipo de
colaboradores, dio voz a miles de víctimas, a quienes ayudó a superar los
traumas, dignificarse y crecer como ciudadanos y ciudadanas capaces de
comenzar la construcción de un país sobre bases de justicia y de paz.
A
pesar de los múltiples intentos que a lo largo de estos 15 años los
enemigos de la verdad han emprendido para manchar y borrar la memoria de
Juan Gerardi, brilla hoy más que nunca la estrella de su figura como
ciudadano destacado, como obispo compasivo con un pueblo crucificado y
como amigo de los más pobres, dispuesto a dar la vida por su bienestar y
dignidad. Monseñor Gerardi se encuentra encompañía de tantos obispos
latinoamericanos que en las décadas después del Concilio Vaticano II han
marchado al frente de sus pueblos como verdaderos Padres de la Iglesia en
nuestro continente.
A la par de él, la figura de
Monseñor Próspero Penados del Barrio fue clave en los trabajos pastorales
y en la recuperación de la memoria de las víctimas. Fue él quienconfió
en Gerardi como su fiel obispo auxiliar, como coordinador de la
Oficinade Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG) y como
promotor delREMHI. Lo apoyó en todo momento. Por eso, Monseñor Penados
sufrió mucho por elbrutal asesinato de su amigo y pidió que al morir
fuera enterrado junto a él.
Nos alegra que, a los 8años
de la muerte de Monseñor Penados y a los 15 años del martirio de
MonseñorGerardi se realice, el próximo 26 de abril, el traslado de los
restos de estosdos Obispos, a un lugar más accesible dentro de la
Catedral Metropolitana,donde ambos puedan descansar y el pueblo
creyente, que sabe honrar a susprofetas y mártires, pueda visitarles y
expresarles su cariño.
Monseñor Juan Gerardi y
Monseñor Penados soñaron y creyeron en la “Guatemala distinta”. Y
trabajaron sin descansopor que fuera una realidad. Confiamos en que su
lucha, esfuerzo y trabajocontinúen dando frutos. A pesar de los
obstáculos, la semilla que Gerardi y Penados, junto con otros muchos
hombres y mujeres, sembraron desde su labor pastoral a favor del pueblo
de Dios y en particular del pueblo maya, ha marcado y sigue marcando el
camino. Queremos mantener viva su memoria y dar seguimiento a su obra.
Guatemala, 26 de abril de 2013