"Oh Dios, rico en misericordia,
que has querido que el beato Juan Pablo II, papa,
guiara toda tu Iglesia, te pedimos que,
instruidos por sus enseñanzas,
nos concedas abrir confiadamente nuestros corazones
a la gracia salvadora de Cristo,
único redentor del hombre.
Él, que vive y reina..."
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