Mensaje de Monseñor Bernabé Sagastume, en ocasión de la elección del Papa Francisco
La Iglesia de América Latina y el Caribe
ofrece uno de sus frutos más grandes a la Iglesia universal con la elección del
Cardenal Jorge Mario Bergoglio, hasta hace poco Arzobispo de Buenos Aires, Argentina,
como nuevo Sucesor de San Pedro y Obispo de Roma, quien nos va a presidir en la
caridad, en la comunión y en la misión. Pasará a la historia no solamente como
el Papa n°. 266, sino ante todo, como el primer Papa Latinoamericano de nuestro
Continente de la esperanza y del amor, donde se concentra actualmente la mayor
parte de católicos del mundo.
De la misma manera que nos sorprendió
grandemente la renuncia del Papa emérito Benedicto XVI por ser algo nuevo en
los últimos 5 siglos de la historia de la Iglesia, también para muchos ha sido
una sorpresa la elección de un Papa Latinoamericano. Pero, como dice la Palabra
de Dios: el Espíritu sopla donde quiere
(cf. Jn 3, 8) y “se
manifiesta para el bien común” (1 Cor 12,7); por supuesto,
más allá y por encima de las meras especulaciones humanas lanzadas por algunos
medios de comunicación y redes sociales. El Espíritu es el que siempre ha guiado
a la Iglesia.
Me sorprendió gratamente la
espontaneidad, sencillez y humildad con que habló el nuevo Papa Francisco y, de
manera especial, el gesto profético de pedir al pueblo de Dios congregado en la
plaza de san Pedro que orara por él antes de impartir su primera bendición
apostólica. De igual manera, fueron muy significativas sus primeras palabras: “Y ahora, comenzamos nuestro camino: Obispo y
pueblo. Este camino de la Iglesia de Roma que es la que preside en la caridad a
todas las Iglesias. Un camino de hermandad, de amor, de confianza entre
nosotros. Recemos siempre por nosotros: el uno por el otro. Rezamos por todo el
mundo, para que haya una gran hermandad”.
También me ha agradado muchísimo el
nombre de Francisco que eligió como
Papa. Es un nombre muy evocador que nos recuerda, al menos, a dos grandes
santos de la Iglesia: a san Francisco Javier, jesuita y patrono de las misiones
y, a san Francisco de Asís, patrono de Italia que renovó la Iglesia de su
tiempo desde dentro con su ejemplo de humildad y siguiendo con radicalidad el
Evangelio de Jesucristo pobre, humilde y crucificado.
No cabe duda de que la elección del
nuevo Papa Francisco es un gran regalo de Dios y de América Latina para la
iglesia universal. Vivimos un momento especial de gracia, de alegría y de
felicidad en nuestro continente de la esperanza y del amor que, parafraseando a
san Agustín, podemos decir que peregrina entre “las persecuciones de este mundo
y el consuelo de Dios”.
Ahora nos corresponde seguir orando por
el ministerio petrino del Papa Francisco, para que el Espíritu Santo lo asista
siempre en las decisiones que debe tomar para continuar con la renovación o
purificación interna de la Iglesia, para responder a los desafíos que nos
plantea el mundo globalizado y a la nueva evangelización. Pidamos al Señor en este
Año de la Fe para que seamos confirmados en la fe por Su Santidad el Papa Francisco,
y que todos nosotros reconozcamos su primacía y ministerio en la fe y el amor,
y le expresemos nuestra sincera adhesión y obediencia filial.
Mons. Bernabé Sagastume Lemus
Obispo de Santa Rosa de Lima y
Secretario general de la CEG
ESTE ARTICULO, APARECERA IMPRESO EN EL PERIODICO LA MISION, PERIODICO CATOLICO DE GUATEMALA, EN LA EDICIÓN DE MARZO.
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