ESTE CIRIO ALUMBRARA LA PASCUA DEL AÑO DEL SEÑOR 2011, EN NUESTRA CATEDRAL EL NIÑO DIOS DE CUILAPA
“Encendemos varios cirios en nuestras celebraciones: por ejemplo, sobre el altar, o ante el sagrario o ante las imágenes de la Virgen y de los santos. Pero el más significativo es el Cirio que encendemos solemnemente en la Vigilia Pascual como símbolo de Cristo que pasa de la muerte a la vida y es nuestra Luz para siempre.
El Cirio pascual que se enciende solemnemente en la Vigilia Pascual y luego durante la Cincuentena y también en los bautizos y las exequias, tiene un claro sentido en relación a la luz de Cristo, verdadera Luz del mundo que ha venido a comunicarnos su vida para librarnos de las tinieblas de la muerte y del pecado. Se pone de manifiesto cuando se van encendiendo progresivamente del cirio las velas de los fieles en la procesión de la Vigilia mientras se canta “Luz de Cristo”.
El Cirio representa a Cristo luz de todas las gentes y de todos los pueblos. No conviene desdibujar este simbolismo fundamental con la representación de otros aspectos de la vida de Cristo, ni siquiera la Resurrección, que ha sido moda de añadir en la parte baja del cirio. Cristo Luz ¡y basta!.
Sin embargo, además del simbolismo de la luz, por su misma contextura de la cera y el pábilo encendido que la va consumiendo tiene también el sentido de ofrenda, como elemento que se gasta en honor de Dios, esparciendo su luz.
“Acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de esta llama, que la Santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas. Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios… Te rogamos que este cirio, consagrado a tu nombre, arda sin apagarse para destruir la oscuridad de esta noche” (Pregón Pascual).
El Cirio dice con lenguaje diáfano que la Iglesia, como una novia sale al encuentro de Cristo, el Esposo, con la lámpara encendida en la mano gozándose con Él en la noche victoriosa en la que se anuncia la gran noticia de la Resurrección. El Cirio estará encendido en todas las celebraciones durante la cincuentena pascual hasta la tarde de Pentecostés. Del cirio encendido se encenderá el de los nuevos bautizados. Lucirá ante los féretros como símbolo de Cristo resucitado y resucitador y para indicar que la muerte del cristiano es su propia Pascua.
Así el principio y el final de la vida del cristiano participa de la luz de Cristo y ha de participar toda su vida, como garantía de su definitiva incorporación a la Luz de la vid eterna. Así recomienda la Iglesia al neófito que no la deje apagar.
Durante las siete semanas del Tiempo Pascual brilla este Cirio en todas las celebraciones litúrgicas de la Iglesia: durante la Eucaristía, los Sacramentos, la Liturgia de las Horas, el Santo Rosario...
Se coloca cerca del ambón de la Palabra, para que anuncie con su lenguaje silencioso pero brillante el mismo mensaje que nos van proclamando las lecturas bíblicas.
Con respecto al Cirio, hay que tener en cuenta lo siguiente:
• Que sea nuevo cada año.
• Que tenga grabada la fecha del año y las letras Alfa y Omega (del alfabeto griego: la primera y la última, el principio y el final; Cristo es el Alfa y la Omega, el principio y el final).
• Que esté puesto en un lugar visible y digno (preferiblemente junto al ambón, ya que lo que la Palabra nos va anunciando con su mensaje pascual, por la luz del cirio el mismo Cristo se nos regala).
• Que esté bien adornado con flores.
• Cuando en las “misas de incienso” se inciensa el cirio resultaría una reduplicación incensar el otro signo, el de la cruz, tan cercano"
No hay comentarios:
Publicar un comentario